Yo no me considero la mujer más femenina del mundo, ni tampoco la menos femenina. Creo estar en la media que busca sentirse y verse prolijas sin demasiado esfuerzo. Reconozco que hay muchísimas cosas que debería hacer pero que no hago por haragana. Y que prefiero toda la vida no complicarme con cosas que sé que no me harían una belleza instantánea pero que mejorarían mi aspecto físico.
Esta larga introducción es simplemente para explicar que como muchas otras me depilo las cejas, (con moderación no quiero que me quede la cara como un culo) las piernas, y el bigote (no me gusta decir bozo, parece algo horrible, bigote es masculino pero suena más real). Cada vez que tomo las pinzas para hacer los retoques finales o me estoy maquillando (mi maquillaje es un asunto muy liviano, solo un poco de base y corrector de ojeras), mi marido, Mr. Nat, invariablemente me hace algún comentario del estilo “No te preocupes por esas cosas, el pelo vuelve a crecer” .
Realmente no me molesta porque en muchos casos me dio a entender que le gusta tal cual como soy (sin crema, ni tapa ojeras) pero me parece que no entiende una parte importante de todo éste embrollo femenino, y es que uno hace estas cosas por una misma (por lo menos en mi caso es así) Me encantaría verme al espejo sin cara de cansada o los ojos hinchados después de dormir (o tomar) demasiado. Sería fantástico ponerse una bikini y que todo este espléndido. Y sé positivamente que me sentiría más segura (ojo la autoestima no me preocupa, creo que no tengo ese problema) Creo al menos que es por eso que hago estos pequeños sacrificios -y en mi caso es casi una exageración llamarlos “sacrificios”, porque no me privo de nada-. Y aunque él no lo entienda ya los seguiré haciendo.
Esta larga introducción es simplemente para explicar que como muchas otras me depilo las cejas, (con moderación no quiero que me quede la cara como un culo) las piernas, y el bigote (no me gusta decir bozo, parece algo horrible, bigote es masculino pero suena más real). Cada vez que tomo las pinzas para hacer los retoques finales o me estoy maquillando (mi maquillaje es un asunto muy liviano, solo un poco de base y corrector de ojeras), mi marido, Mr. Nat, invariablemente me hace algún comentario del estilo “No te preocupes por esas cosas, el pelo vuelve a crecer” .
Realmente no me molesta porque en muchos casos me dio a entender que le gusta tal cual como soy (sin crema, ni tapa ojeras) pero me parece que no entiende una parte importante de todo éste embrollo femenino, y es que uno hace estas cosas por una misma (por lo menos en mi caso es así) Me encantaría verme al espejo sin cara de cansada o los ojos hinchados después de dormir (o tomar) demasiado. Sería fantástico ponerse una bikini y que todo este espléndido. Y sé positivamente que me sentiría más segura (ojo la autoestima no me preocupa, creo que no tengo ese problema) Creo al menos que es por eso que hago estos pequeños sacrificios -y en mi caso es casi una exageración llamarlos “sacrificios”, porque no me privo de nada-. Y aunque él no lo entienda ya los seguiré haciendo.